Atreverse a confiar: la base de una verdadera transformación

En We&Up nos dedicamos a acompañar a las empresas que quieren evolucionar de una cultura que esté basada en el control a una cultura basada en la confianza.

¿Qué es lo que hace que sea tan importante este hecho para que nos dediquemos a desarrollar esto?

En mi experiencia vital ya sea cuando jugaba a Waterpolo o bien en el entorno profesional siempre me ha pasado que cuando me he sentido con confianza he dado lo mejor de mí, he disfrutado más, he estado más tranquilo, más motivado, más feliz. ¿Os pasa lo mismo?

Mirad, os aseguro que no me consideré nunca un deportista de élite, pero tuve un entrenador que teniendo yo solo 15 años me hizo debutar en división de honor de Waterpolo. Sacó de mí lo mejor durante años y me llevó a superar retos y éxitos que no imaginé nunca. ¿Qué es lo que hizo? Confió en mí ciegamente, me ayudó a crecer, ese fue su secreto y yo puse el resto.

O sea que sentir confianza, o que confíen en ti, genera un estado emocional óptimo.

Somos más optimistas, más atrevidos, más efectivos, digamos que desde ese lugar accedemos a mayores recursos, nuestros y de los demás.

Siendo tan extraordinario, ¿por qué no se promueve ampliamente en las organizaciones generar culturas basadas en la confianza? Seguro que los resultados empresariales se verían afectados muy positivamente. Pero no es tan fácil. Intervienen varios factores y entre ellos EL MIEDO .

En el banco donde trabajaba en mi anterior vida profesional, había mucho miedo en la cultura sobre todo en mi última época. Estaba por todas partes. Venía desde fuera, por la amenaza de la nacionalización y los despidos y desde dentro por el miedo de los altos ejecutivos a perder su posición de poder, su silla y su prestigio. En cualquier caso, ese miedo nadie lo apaciguaba, nadie intentaba generar confianza. Los líderes menos. Al contrario, servía de “herramienta de gestión”. Ahí lo dejo.

No sabría decir si la ausencia de confianza te lleva al miedo, pero desde luego cuando te sientes con confianza no hay miedo, aunque el reto sea mayúsculo. O así lo veo yo. Del miedo ya hablaremos otro día.

Respecto a la confianza distingo 2 tipos:

La confianza en la capacidad de cada persona, aquella que se consigue cuando se demuestra que yo o alguien sabe hacer algo bien. Esa es relativamente fácil de adquirir y es percibida por los otros con rapidez. Es decir, yo confío que el otro sabe hacer un trabajo en cuanto he visto que lo ha hecho un par de veces bien y confío que lo seguirá haciendo bien, porque sé que sabe hacerlo, lo ha probado, y confío.

Luego tenemos la “confianza de vulnerabilidad”, nombrada así por el escritor Patrick Lencioni. Es aquella confianza que a veces sentimos, con algunas personas, y que nos permite mostrarnos tal cual somos.

Vulnerabilidad está formada de “vulnus”, que significa herida y el sufijo “abilis” que expresa posibilidad, es decir es la posibilidad de sentirnos heridos. Esa confianza no suena muy bien así titulada ¿verdad? Voy a explicarme un poco mejor.

A menudo, al incorporarnos nuevos a una organización, actuamos según vemos para adaptarnos lo más rápidamente posible. Si percibo que en la organización hay mucha competitividad interna, o que el error está muy penalizado, o bien que las personas no actúan auténticamente, vamos a ponernos también la máscara. Nos protegeremos, los unos de los otros porque tenemos miedo a que nos hagan daño, a no cumplir nuestras expectativas, a no conseguir nuestras ambiciones, o a que nos despidan.

En un entorno organizacional como el actual, donde mayoritariamente competimos, por tener más beneficios, por los clientes, por el mercado, por una promoción interna… sentirnos vulnerables por mostrarnos tal como somos nos da verdadero vértigo, no nos gusta, porque podemos salir perdiendo en la competición por el puesto de trabajo al que aspiramos, por el pedido del cliente…con lo cual trataremos de evitar mostrarnos tal cual somos, con nuestras fortalezas y también nuestras áreas de mejora, como todo ser humano. Trataremos de mostrarnos con nuestra cara perfecta. Eso genera que si uno actúa así, probablemente los otros harán lo mismo. Al final todos en la organización se relacionan desde el miedo, la no-trasparencia, tapando sus errores, ocultando la información, viviendo la auto-suficiencia para que nadie perciba donde necesitan ayuda. Importa más la imagen que se proyecta que el trabajo bien hecho y el espíritu de colaboración y de verdadero equipo. Con este tipo de cultura los resultados quedan comprometidos. La energía está dividida.

Si dedicamos energía a protegernos, esa energía no la utilizamos para dar lo mejor de nosotros, para compartir recursos, talentos, aprendizajes con los otros, no estamos relajados con los demás porque competimos o buscamos echar la culpa a otro departamento… En lugar de trabajar juntos cooperando, colaborando para conseguir el objetivo común de la organización, luchamos entre nosotros porque tenemos miedo, no hay “confianza de vulnerabilidad”. Todos salen perdiendo, incluida la propia organización.

Digamos que tener y/o generar “confianza de vulnerabilidad” en una organización sería conseguir que las personas logren construir una cultura donde puedan relacionarse libremente, sin máscaras, y se atrevan a correr el riesgo de decir y hacer lo que de verdad creen que es positivo para la organización y los objetivos del equipo y dejar atrás el miedo a equivocarse, el miedo al ridículo, el miedo a ser menos que otros,…

Si en una organización su cultura está basada en la “confianza de vulnerabilidad”, es decir si las personas se pueden mostrar como son, si se aceptan los errores como parte del aprendizaje, la diversidad de opiniones como fuente de riqueza, se genera una cohesión y una conexión entre las personas, porque no hay miedo, que posibilita una comunicación verdadera, una sensación de encajar en los equipos que moviliza el talento, potencia el desarrollo de las personas y de la organización sin límite. La inteligencia colectiva multiplica la individual, la creatividad y la valentía para encarar los retos se manifiesta por todas partes. Hay unidad de ser y de hacer.

Generamos un círculo virtuoso de bienestar y éxito colectivo.

Puede sonar utópico de conseguir, pero hay muchos ejemplos donde se ha generado esa cultura y ese clima de confianza en el equipo. Os pondré un ejemplo sobre el poder de la vulnerabilidad.

MUNDO DEPORTIVO (15/4/2018)

Neymar: Messi me vio que estaba medio llorando porque no había hecho un buen primer tiempo. Vio que estaba triste y empezó a hablar conmigo: ‘Tienes que ser tú. Juega tu fútbol y no te dejes intimidar’”, comentó.

Y añadió: “Quieras o no, jugar con tantas estrellas te retrae. Te da como un poco de vergüenza.” Después de hablar con él me comencé a soltar, a mostrar mi fútbol y a tener confianza. Fue cuando me relajé, encontré la felicidad y comenzó una amistad muy grande.

Neymar mostró su miedo, su vulnerabilidad por no estar a la altura de su supuesto nivel deportivo y Messi como líder del equipo supo verlo, conectó con él emocionalmente y lo apoyó.. Messi podría haber actuado diferente, podría haberse reído de él, o decirle que espabilase que no había tiempo para lloriqueos o similar. Pero fue emocionalmente inteligente y decidió empatizar con Neymar, con su sufrimiento y lo empoderó. ¿Quién salió ganando con esa acción? Todos!!!

Hoy en día, en el deporte de élite hay mucha presión. En las organizaciones también. Si somos capaces de generar una cultura de “confianza de vulnerabilidad”, vamos a poder superar esa presión o ese miedo que todos podemos sufrir en un momento dado, para poder dar lo mejor de nosotros mismos. Nos podemos apoyar los unos en los otros y crecer juntos. Y es que ir a trabajar no debería ser el carnaval de Venecia por aquello de las máscaras. Debería ser un lugar de crecimiento personal y profesional, de autenticidad, de poder ser uno mismo, de relaciones humanas para poder aportar todo lo que uno es, en las que equivocarse o fallar nos hace sabios.

En We&Up creemos que el desarrollo de las personas y los equipos basado en la “confianza de vulnerabilidad”, sin duda lleva a la verdadera transformación de las Organizaciones y de forma más profunda de la Sociedad. Dedicamos todo nuestro talento y energía para acompañar a nuestros clientes en este camino. Y nos alegra tener ya muchas historias que contar, tangibles y exitosas en esta dirección, de cómo se puede vivir de otra manera el trabajo y la vida profesional.

Un abrazo.

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