Estos días he acabado de leer el libro autobiográfico de Nelson Mandela “el largo camino hacia la libertad”, escrito por él mismo. En él recoge una vida consagrada a la lucha contra la opresión racial, en busca de la libertad y conseguir la instauración definitiva de una democracia multirracial en Sudáfrica. En mi opinión un gran libro sobre una persona con un liderazgo extraordinario.
La lectura me ha llevado a pensar en la libertad, lo preciada que es y más cuando no la disfrutamos y en los tiempos que vivimos en la sociedad actual, también he pensado en nuestra libertad interior. ¿La tenemos?,¿la disfrutamos?.
Primero de todo, ¿qué es la libertad interior para mí? En mi opinión es decidir vivir nuestra vida conscientemente, comprendiendo lo que ocurre en el mundo, y decidiendo responder con acciones en coherencia con nuestros valores, intenciones y propósito. Es decir, estar en el mundo, viviendo la vida en coherencia con quienes somos. Y como decía la escritora Marianne Williamson “observando nuestros miedos por si nos limitan, chequeando nuestras creencias por si nos controlan, analizando nuestros pensamientos por si nos atan” .
Nombraba antes el liderazgo extraordinario de Nelson Mandela, y me preguntaba ¿en qué se basó? ¿Cuáles fueron 3 de sus grandes pilares? ¿Y cómo me conecta su liderazgo con la búsqueda de nuestra libertad interior? Voy a tratar de explicarme.
Un primer pilar fundamental del liderazgo de Nelson Mandela para mí, fue su profundo sentido de propósito. “Quién tiene un porqué para el que vivir, casi siempre encuentra un como”, decía la frase célebre del filósofo Friedrich Niestzche. Mandela tuvo esa convicción interior de entregarse a una causa trascendente, que lo guió para mantenerse firme hasta conseguir una Sudáfrica democrática multirracial.
Descubrir y conectar con nuestro propósito vital, aquello que nos mueve por dentro, con qué vibramos, con qué nos comprometemos, nos va a guiar hacia la coherencia de nuestras acciones, vamos a poner el foco hacia nuestro interior para decidir con libertad. Para ello debemos conocernos, desarrollarnos interiormente como personas. Yo creo que debería haber una asignatura en el colegio en cada curso dedicada a la interiorización personal de cada alumno. Nuestra sociedad sería más humana sin duda.
El segundo pilar a mi entender fue la resiliencia que estuvo muy presente en toda su vida Nelson Mandela. Hasta 27 años en la cárcel por defender la igualdad de razas y multitud de circunstancias traumáticas e injustas, tuvo que soportar. Esa capacidad que desarrolló, le permitió levantarse cada vez y no renunciar jamás a sus ideales, a sus motivaciones profundas.
En la búsqueda de nuestra libertad interior y ser fieles a nosotros, vamos a tener que superar pruebas muy a menudo. Pueden surgir dificultades que nos pueden hacer dudar, hacer caer, dejarnos llevar, dimitir de querer vivir una vida con sentido, coherente con nuestros valores. En estos momentos por ejemplo de crisis sanitaria y económica. Desarrollar nuestra resiliencia va a ser muy importante.
Justamente Diane l. Coutu en el libro “Resiliencia” de la Harvard Business Review nos habla sobre 3 de las características más importantes de las personas resilientes. La primera es la aceptación de la realidad, es decir, tener una visión serena y realista de lo que acontece para poder afrontarla con solidez. La segunda característica es la convicción de que la vida tiene un sentido, como una manera de tender puentes entre las dificultades del presente y un futuro mejor y más próspero. Y la tercera es tener habilidad para improvisar en la resolución de problemas, para construir con lo que tenemos a nuestro alcance.
El tercer gran pilar, a mi entender, del liderazgo de Nelson Mandela fue la gran capacidad que desarrolló para perdonar, incluso en prisión hacia los carceleros más temibles, viendo en ellos también su humanidad ni que fuera por un instante, hablando su idioma y comprendiendo su historia. Solo así pudo, cuando salió de prisión y fue elegido presidente, pilotar con gran éxito el proceso de reconciliación nacional.
La libertad interior se construye sobre la base del perdón. Henri Lacordaire, político y orador francés preguntaba:
¿Queréis ser felices un instante? Vengaos.
¿Queréis ser felices siempre? Perdonad.
Perdonar y/o perdonarnos nos hace libres. Según el escritor Jean Monbuorquette en su libro “Cómo perdonar” no perdonar nos condena a perpetuar en nosotros mismos y en los demás el daño sufrido, a vivir con resentimiento, a permanecer aferrados al pasado y a querer vengarnos. Que difícil es vivir la vida desde ese lugar, cuanta energía malgastada, cuanto peso que nos priva de ser libres, de ser humanos.
En We&up nos dedicamos a desarrollar culturas y liderazgos humanistas en la organizaciones. Para ello acompañamos a las personas en su crecimiento para que puedan desarrollarse, crecer interiormente, ganar en libertad interior y poder así dar lo mejor a la sociedad.
Es tiempo de cambio, es urgente, necesitamos un cambio de paradigma integral en las organizaciones y en la sociedad para situar a las persona en el centro. Es tiempo de un liderazgo con propósito, con resiliencia y sabiendo perdonar. Solo así, viviremos en un sociedad más humana y seremos más libres interiormente también.
Te dejo con el famoso poema titulado “invictus”, escrito por William Ernest Henley y que inspiró a Nelson Mandela en su estancia en la cárcel como símbolo de superación de la adversidad y fortaleza de espíritu.
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
le doy gracias al dios que fuere,
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido, ni he llorado.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
Y sin embargo la amenaza de los años me halla ,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve mi espalda,
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.
Un abrazo y hasta pronto.